Uno de los grandes fenómenos sociales que se han producido últimamente en la mayoría de las escuelas de nuestro país, es el estancamiento en la pedagogía tradicional; no hay mayor renovación de docentes y estos no se interesan en adaptarse a las necesidades actuales ni en innovar en la manera en que se enseña. (“Envejecimiento planta docente de colegios municipales en: http://mt.educarchile.cl/MT/jjbrunner/archives/2011/02/post_200.html)
Es un poco incoherente, entonces, el rol que cumplen actualmente los educadores; estos instruyen y enseñan a los niños para que estos luego puedan ser sujetos libres y capaces de llevar adelante la sociedad, pero no les dan las herramientas necesarias y actualizadas para esto.
Tal como lo plantea el referente filosófico del empirismo; la experiencia es el límite del conocimiento humano. Es decir, nunca se debe dar por sentado lo que se sabe, se debe ir experimentando para encontrar, de una u otra manera, la mejor forma para enseñar un cierto conocimiento. (http://cibernous.com/glosario/index.html)
Pero ¿cuál vendría siendo la mejor manera de educar?, ¿cómo se adaptan los profesores “tradicionales” a una educación donde prima la tecnología?
Quizás la mejor forma de hacerlo es apelando a la curiosidad innata del ser humano, a la cosas que rompen rutinas, a las dinámicas grupales y fundamentalmente aplicando la tecnología. Se debe encantar y motivar al alumno a aprender y comprender, en conjunto de ayudarlos a procesar y entender la tecnología, enseñándoles a utilizarla y a aplicarla adecuadamente. (“30 consejos para educar bien”; el nuevo profesor tips 6, 7 y 8 en: http://mt.educarchile.cl/MT/jjbrunner/archives/2010/08/30_consejos_par.html)
Por lo tanto, la tarea que nos queda a nosotros como estudiantes de pedagogía básica y futuros docentes, es a nunca quedarnos satisfechos con el trabajo que realicemos y con la metodología que ocupemos; debemos experimentar, innovar, investigar y nunca perder la capacidad de sorprendernos para así poder transmitirles a nuestros estudiantes la maravilla del conocimiento.

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